Actualmente, tecnología y educación forman una pareja interesante con mirada altamente renovadora, incluir tecnología al dictado de clases es una tarea no tan fácil pero tampoco imposible, teniendo en cuenta que la inclusión de la misma debe contribuir a mejorar el aprendizaje de los alumnos, lo que permitirá un futuro profesional que cumpla con la demanda de empleo, que exige el conocimiento de todo aquello relacionado con la sociedad de la información, las nuevas tecnologías, la multiplicidad y variación profesional, la interacción de recursos, entre otros aspectos.
Ahora bien, Enrique Martínez y Salanova Sánchez plantean en su artículo “La tecnología en las aulas” que: “Los profesores ya como individuos, ya como equipos se encuentran liberados de trabajos rutinarios y pueden hacer el trabajo verdaderamente profesional y creativo (…).”. En este sentido, concuerdo con los expuesto por ambos autores, sin embargo considero que el trabajo rutinario (como ellos lo llaman), no debe desaparecer del aula, sí actualizarse y buscar recursos más eficaces para la enseñanza- aprendizaje pero no desaparecer, puesto que el docente jamás debe perder su rol como tal, ser docente requiere la labor de ser guiador y orientador siempre, además de ello, la interacción alumno- docente no puede esfumarse desde ningún punto de vista.
Apoyo que las nuevas tecnologías formen parte del dictado de clases, pero en ninguna medida que reemplace al rol docente, éstas deben acompañar y contribuir a una educación acorde a los tiempos que transitamos, pero no desplazar al enseñante de su legítimo lugar.
Desde esta mirada creo que las nuevas tecnologías deben incluirse en la planificación de todo docente de cualquier disciplina, teniendo en cuenta que es un recurso infaltable en el conocimiento humano.
Graciela Araujo.
Ahora bien, Enrique Martínez y Salanova Sánchez plantean en su artículo “La tecnología en las aulas” que: “Los profesores ya como individuos, ya como equipos se encuentran liberados de trabajos rutinarios y pueden hacer el trabajo verdaderamente profesional y creativo (…).”. En este sentido, concuerdo con los expuesto por ambos autores, sin embargo considero que el trabajo rutinario (como ellos lo llaman), no debe desaparecer del aula, sí actualizarse y buscar recursos más eficaces para la enseñanza- aprendizaje pero no desaparecer, puesto que el docente jamás debe perder su rol como tal, ser docente requiere la labor de ser guiador y orientador siempre, además de ello, la interacción alumno- docente no puede esfumarse desde ningún punto de vista.
Apoyo que las nuevas tecnologías formen parte del dictado de clases, pero en ninguna medida que reemplace al rol docente, éstas deben acompañar y contribuir a una educación acorde a los tiempos que transitamos, pero no desplazar al enseñante de su legítimo lugar.
Desde esta mirada creo que las nuevas tecnologías deben incluirse en la planificación de todo docente de cualquier disciplina, teniendo en cuenta que es un recurso infaltable en el conocimiento humano.
Graciela Araujo.
Concuerdo con tu punto de vista ya que los docentes no debemos desligar absolutamente nuestra función, a las nuevas tecnologías y a la multimedia, pero tampoco podemos separarnos absolutamente de ellas, debemos adaptarlas de manera creativa y significativa en nuestra planificación diaria, sin que suceda lo que los autores Martínez y Sanchez mencionan en su artículo "La tecnología en las aulas" cuando afirman que "(...)en muchas ocasiones, lo mejor es enemigo de lo bueno, y que por utilizar lo mejor, olvidamos lo bueno(...)".
ResponderEliminarEliana P. Docteur.